Al este de la comunidad aragonesa, dentro de esos campos a los que el poeta Antonio Machado dedicó tantísimo versos, se encuentra la provincia de Soria. Una región modesta, con una despoblación rural considerable y con unas condiciones climáticas algo atípicas.
Su disposición geográfica ha generado que muchos de sus habitantes estén más ligados con la capital maña que con Valladolid, la verdadera sede autonómica. Zaragoza es para los habitantes de esta cuna del románico, el centro cultural, comercial y financiero por excelencia. Tanto es así que en algunos de sus pueblos incluso pueden ver en época de elecciones los carteles publicitarios de los candidatos aragoneses en vez de ver a Herrera o a Villalba en sus marquesinas. Se dice que tan sólo en Zaragoza, viven igual número de sorianos que en la propia capital castellanoleonesa. Casi cuarenta mil compatriotas es una cifra más que relevante para darnos cuenta del sentimiento afectivo que existe entre ambas tierras. Pero no solo la gente del común acierta a amigar con los resistentes numantinos y esta estrecha relación se demuestra hasta en los acontecimientos más importantes. Si volvemos nuestros ojos al pasado, cuando Zaragoza albergaba la Exposición Internacional de 2008, veremos que esta afectividad se hacia aun más latente. Juan Alberto Belloc cedía en el mes de Septiembre y durante una semana, el pabellón de la ciudad anfitriona, para que sus vecinos mostrasen al mundo las cualidades y calidades de la región. Un acto que Carlos Martínez Mínguez, alcalde de Soria agradeció personalmente en la casa consistorial de nuestra ciudad. No hay fiesta en la noche, sin que las calles de nuestro casco escuchen las canciones sanjuaneras, al igual que no hay misa en San Saturio en la que no se recuerde a la Pilarica. Y es que esto demuestra que en muchas ocasiones las fronteras territoriales, no son más que eso, delimitaciones espaciales y que el verdadero sentimiento no se corresponde con esos lindes políticos. Aupa Aragón
No hay comentarios:
Publicar un comentario